Staub, de la masacre de Zainuco a los presos de Viedma

Aldalberto Staub es uno de los principales íconos de las fuerzas de seguridad neuquinas, desde 1963 la Escuela de Policía lleva su nombre. Las reseñas oficiales lo recuerdan como un hombre comprometido con el progreso de los territorios nacionales. Sin embargo otros hitos marcaron su trayectoria, como la masacre de Zainuco, en mayo de 1916, y la detención de una supuesta banda de forajidos anarquistas en Vista Alegre, en noviembre de 1923.

La suerte corrida por los evadidos de la cárcel de Neuquén fue denunciada en su momento por periodistas como Abel Chaneton, incluso su asesinato, que fue corolario de una escalada de violencia institucional, dio mayor visibilidad a la masacre que se intentaba ocultar. Por otra parte, la publicación de Zainuco, de Juan Carlos Chaneton, en 1993, contribuyó a que el recuerdo de esa matanza volviera del olvido.

En cambio la historia de Juan Álvarez, Andrés Gómez, Esteban Hernando, Casiano Ruggerone y Manuel Viegas, trabajadores rurales que migraron desde España, Italia y Portugal, es apenas conocida. En la segunda mitad de la década de 1920 se los llamó Los presos de Viedma y periódicos como La Antorcha, Brazo y Cerebro y Pampa Libre desplegaron una férrea campaña por su libertad. Años después Osvaldo Bayer los mencionó en Los anarquistas expropiadores, y no mucho más.

Construcción del villano

El 27 de noviembre de 1923 Álvarez, Gómez, Viegas y José Rendo fueron detenidos por el comisario inspector Staub, jefe de la Policía del Territorio, cuando intentaban vadear el río Neuquén hacia Cinco Saltos. Además de tres rifles winchester, municiones, un revólver y armas blancas, les secuestraron dinero y correspondencia que componían el botín del asalto al transporte del Correo Nacional perpetrado horas antes en China Muerta.

A dos días de los hechos El Diario, de Buenos Aires, aseguró que se trataba de “ácratas terribles”, “conocidos por sus frecuentes asaltos a las propiedades privadas”. Efectivamente los detenidos, salvo Rendo, militaban en organizaciones anarquistas del Alto Valle y Gómez, Hernando y Viegas se destacaban por su rol activo en la Sociedad de Oficios Varios de Allen, adherida a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA). En tanto La Prensa, también el 29 de noviembre, sostenía que eran “individuos peligrosos”, “capaces de cualquier fechoría”; y El Atlántico de Bahía Blanca, el 2 de diciembre, les adjudicaba el asesinato “a culatazos de rifle a una mujer de Cinco Saltos”. Por su parte Ángel Edelman, en Primera Historia de Neuquén, los definió como “temibles profesionales del delito”.

A larga lista de tropelías adjudicadas por la prensa se sumaron las declaraciones de Rendo, que sometido a hábiles interrogatorios señaló a sus compañeros como responsables de dos delitos resonantes que las policías de Neuquén y Río Negro no habían resuelto, implicándolos en ellos también a Hernando y Ruggerone, que poco después fueron arrestados en Chimpay. Se trataba del asalto a la estancia Santa Julia y el asesinato de su mayordomo, José Lamborey, ocurrido en Chelforó en abril de ese año; y del robo al almacén del establecimiento Los Canales, de Plottier, ocurrido en enero, también de 1923.

A menos de un mes de las detenciones en Vista Alegre, Jacinto Miranda, que como Juez Letrado del Territorio intervino en el proceso, envió una carta a Staub felicitándolo por haber atrapado a la banda y esclarecido los delitos “cometidos por los mismos individuos”. El funcionario ya los había sentenciado y consideraba al Jefe de Policía “héroe” de una “patriada” que contribuía a mantener “la armonía social”. Destacaba, además, que ambos obraban para que “el equilibrio social entre los ricos y los pobres” no sea quebrado, según la misiva que reproduce Tomas Heger Wagner en el segundo tomo de Guardianes del Orden. En tanto en un exhorto al Juez Letrado del Territorio de Río Negro, Miranda recomendaba la clausura del centro obrero de Allen por considerarlo “un foco de delincuentes”. En respuesta, le informaron que habían ordenado un fuerte control sobre las actividades de ese sindicato y sus adherentes.

El diario anarquista La Protesta, de Buenos Aires, el 20 de febrero de 1924 subrayó que la detención de sus compañeros había sido realizada por el “comisario asesino” que “fusiló villanamente” a varios evadidos de la cárcel de Neuquén. Además de atribuirle la muerte de Chaneton, deslizó: “Conociendo la fobia de aquel bandolero [por Staub] hacia los obreros federados [de la FORA], no sería extraño sintiera deseos de perjudicar a estos camaradas”.

Hábiles interrogatorios

En las primeras fojas de los expedientes sorprende que los imputados asumieran sin rodeos la autoría de lo ocurrido en Los Canales y en Santa Julia. Por el homicidio de Chelforó las actuaciones judiciales fueron unificadas y derivadas a Río Negro, y los detenidos trasladados a la cárcel de Viedma. En abril de 1924, al ser interrogados por funcionarios rionegrinos, los obreros denunciaron que firmaron las declaraciones realizadas durante la instrucción policial y ante la Justicia neuquina tras ser torturados por la fuerza que comandaba Staub. Viegas aseguró que fue sometido a golpes y que le suministraron “venenos en la comida que le perturbaron el cerebro”, y en el mismo sentido Gómez y Álvarez se refirieron al “rigor policial”. La prueba irrefutable era Ruggerone, quien enloqueció por los tormentos, fue excluido del proceso y murió en junio de 1926 en un hospital psiquiátrico de Buenos Aires. Pero no hubo vuelta atrás, Viegas, Gómez y Álvarez fueron condenados a 25 años de prisión por homicidio, robo y violación de correspondencia; y Hernando a 8 años por robo. Remitidos al Penal de Ushuaia, Hernando recuperó la libertad en septiembre de 1932. Gómez fue indultado en 1947, en vísperas del cierre de esa cárcel. Álvarez, según la versión oficial, se suicidó en febrero de 1934. A Viegas le negaron la libertad condicional en marzo de 1942 y allí se perdió su rastro.

El 13 de mayo de 1937 el diario Bandera Argentina, de los herederos políticos del dictador José F. Uriburu, a raíz de la muerte de Staub aseguró que éste “realizó obra nacionalista positiva” en todos los cargos desempeñó. “No deja un solo enemigo y como funcionario público, generoso, dinámico y progresista, es un ejemplo.”

*Texto publicado originalmente en 8300web el 25 de julio de 2016. Fotos tomadas de Juzgado Letrado de Río Negro. Expediente N° 174/1923. Alvarez Juan – Gómez Andrés – Viegas Manuel i Rendo José Segundo/ Robo. Archivo Histórico de la Provincia de Río Negro, Viedma.

Publicado por Hernán Scandizzo

Soy periodista. Alguien me llamó buscador de historias, me gusta más esa definición.

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